La Palabra Viva
Mi hijo de dos años ya tararea mis canciones favoritas en inglés. Si bien nunca me he dedicado a enseñarle inglés ─ni español, obviamente─; tampoco he limitado su encuentro con las lenguas extranjeras que más me gustan. Lenguas en las que seguidamente escucho música, leo libros, cuento cuentos y hago uno que otro verso. Y aunque yo sé que va a pasar tiempo antes de que diga su primera palabra con sentido en inglés u otro idioma, ya en él habitan características de estos, ─ritmo, entonación y algunos sonidos poco comunes... WAIT! Así funciona nuestra lengua materna.
Cuando somos niños aprendemos a hablar justamente así, escuchando a nuestros padres cuando conversan, cuando cantan, leen, etc. ─sí, al sermonear también. Y después de un período de "aprendizaje silente" soltamos nuestras primeras palabras, luego frases y lo que no está "bien dicho", lo corregimos con el tiempo y la práctica. ¡ESPEREN! We learn foreign languages just like this! (así aprendemos lenguas extranjeras)
"Para la lengua materna todo es natural, los escenarios están propuestos por la vida misma".
Ambos procesos se relacionan, aunque el aprendizaje de una lengua extrajera suponga el uso de otras áreas del pensamiento y de la voluntad. Para la lengua materna todo es natural, los escenarios están propuestos por la vida misma. Estamos sumergidos en el lenguaje. En cambio, cuando se trata de otro idioma, debo plantearme situaciones en las que deba usar el lenguaje, teatralizar todo para estar into the language.En el caso de mi niño, él ha escuchado muchas veces el cuento de El Gnomo de las Manzanas, tanto en inglés como en español, me ha visto en mis rutinas de fin de semana cantando a grito herido "my fave tunes" en inglés y en francés; además de escucharme cuando leo en voz alta o cuando tengo conversaciones con mis amigos de otras partes del mundo ─y, claro, practicando los cuentos que con tanto cariño estoy preparando para ustedes. Es por esta razón que tararea mis canciones favoritas. Es pura imitación.
"El método más efectivo para una educación social y plenamente humana ─precisamente en nuestra era de los medios de comunicación e información técnicos─ es la palabra viva, que va de hombre a hombre".
Debe quedar claro que no es recomendable que el niño sea expuesto a una lengua extrajera antes de que su propia lengua esté "desarrollada en plenitud"*, no de manera instructiva (clases). Se sabe de personas que han crecido en un ambiente multicultural y hablan en diferentes idiomas ─al menos dos─, y se desenvuelven perfectamente en ambos y cambian de uno a otro a su voluntad. Pero no es el caso más común. En el curriculum de las Escuelas Waldorf aparecen dos lenguas extranjeras, generalmente desde el 1er año. Y no es hasta el 3er año que los niños reciben algo de la gramática; pues tal y como lo propone "la adquisición de la lengua materna", primero hay que aprender a hablar, darle chance a la "PALABRA VIVA" para que habite en el niño y luego, tarde o temprano, pueda escribirlo.
En conclusión, no me extrañaría que mi hijo, cuando sea el momento, pueda recuperar todo lo que está aprendiendo de forma "silente", pueda adaptarlo a su proceso de aprendizaje y así sea mucho más fácil y natural para él hablar otros idiomas.
...Mientras tanto, sigo cantándole y contándole cuentos.
NOTA
*"desarrollada en plenitud": señalé esta frase para ser responsable con mi lenguaje y no desvirtuar la idea original.Al usar esta frase, me refiero a lo que plantea la antroposofía de que, más o menos, cuando ocurre la muda de los dientes de leche es cuando las fuerzas, en principio dedicadas a la formación del cuerpo, habilidades motrices y fisiología de los órganos internos, ahora son las que se encargan del pensar más abstracto, la capacidad de hacerse imágenes mentales y la memoria. Habilidades que son de suma importancia a la hora de aprender lenguas extranjeras y para el proceso de lecto-escritura, por ejemplo. El niño adquiere su lengua materna de forma natural, sin esfuerzo intelectual, a medida que se va formando su aparato fonador. De hecho, según la antroposofía, son los sonidos de su idioma los que moldean sus órganos. Y así debería ser con las lenguas extranjeras.
laura Correa - MARTES, 31 DE ENERO DE 2017
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Este es un cuentito corto para los niños, tomado de "La Ronda", Revista de la Escuela Cuarto Creciente. A ellos mi admiración y cariño, gracias.