El Gnomo de las Manzanas

22.02.2017

Este es un cuentito corto para los niños, tomado de "La Ronda", Revista de la Escuela Cuarto Creciente. A ellos mi admiración y cariño, gracias. 

EL GNOMO DE LAS MANZANAS

Bajo un gran pino, cerca del camino, vivía un pequeño gnomo no más grande que una seta. Cuando llegó el otoño, el pequeño gnomo pensó que tendría que recoger algunas manzanas del jardín si quería que su despensa estuviera llena para pasar el invierno. Pero, de repente, ya entrado en el bosque, oyó un pequeño ruido: "crec-crec-crec", y se topó con la cara de un zorro que lo vigilaba con sus astutos ojos verdes. ¡Corre que te corre! El pequeño gnomo volvió raudo a su casa y dijo: - "uff, casi he dejado la piel allí. En otro momento volveré".

Al día siguiente, de madrugada, se puso las botas, el abrigo y el sombrero. Se ciñó su mochila y se puso en camino. Esta vez salió del bosque sin sobresaltos ni contratiempos, hasta que encontró un prado muy lindo donde las vacas pastaban alrededor. - "moo-moo-moo", se escuchaba. La más vieja sacó su lengua larga y húmeda, como si quisiera comerlo de una sola mordida; Y el pobre gnomo, asustado, volvió corriendo a su casa y dijo: - "uff, casi he dejado la piel allí. En otro momento volveré".

Al día siguiente, el pequeño gnomo esperó a que las campanas sonaran en la ciudad. Se puso las botas, el abrigo y el sombrero. Ciñó su mochila y salió. Cruzó el bosque, evitó las vacas en el prado y finalmente llegó al jardín. Pero, el manzano era tan alto y él era tan pequeño. Entre tanto, el viento jugaba alegremente entre las ramas del árbol, y viendo al gnomo tan triste... amablemente, dejó caer la manzana más dulce en sus manos. - ¡Qué alegría! - dijo el gnomo. Puso la manzana en su mochila, agitó la mano con agradecimiento y felizmente caminó hacia su casa.

¿Qué creen que pasó luego? Una vez en casa, cortó la manzana y comió una sola pieza. Entonces... Entonces, puso el resto de las piezas en un tazón, agregó un poco de miel, y mezclando, mezclando y mezclando de nuevo, consiguió una deliciosa mermelada de manzana. El pequeño gnomo lo vertió en frascos y llenó su despensa. Al final del día, estaba feliz, sabiendo que tenía algo que compartir con su pequeña familia. Finalmente, estaba tan cansado por haber trabajado tan duro que, acostado en su diminuta cama de musgo, se quedó dormido. Y la luna, desde la ventana, cantaba dulcemente para él... 

El Pequeño Gnomo
El Pequeño Gnomo

Tomado de la Revista "La Ronda" de la Escuela Cuarto Creciente, Ed. Mayo-Junio de 2016. Adaptado y traducido por Laura Correa

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar